Cristóbal Colón fue un navegante, cartógrafo, almirante, virrey y gobernador general de las Indias al servicio de la Corona de Castilla, famoso por haber realizado el denominado descubrimiento de América, en 1492.
Los viajes de Cristóbal Colón :
En su primer viaje (1492-1493) Colón llegó a varias islas del Caribe: Guanahaní (San Salvador), Cuba (Juana) y Santo Domingo (La Española). En La Española chocó su mejor barco, la "Santa María", y con su madera se construyó un fortín llamado "La Navidad". Colón regresó a España en la carabela "La Niña".
En su segundo viaje (1496-1496) Colón descubrió las Pequeñas Antillas (Dominica y Guadalupe), pasó por Puerto Rico (San Juan Bautista) y llegó a La Española donde encontró el fortín La Navidad destruido. Muy cerca, fundó su primera ciudad a la que bautizó como La Isabela. Después exploró Cuba y navegando al sur descubrió Jamaica (Santiago).
En su tercer viaje (1498-1500) Colón descubrió la isla Trinidad y la desembocadura del río Orinoco en Venezuela (Tierra de Gracia). Al regresar a La Española lo tomaron preso por las quejas de los españoles descontentos con su mando. Regresó encadenado a España, donde la reina Isabel lo liberó.
En su cuarto viaje (1502-1504) Colón exploró las costas de América Central (Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá).
Muerte de Colón
Cristóbal Colón falleció en Valladolid (España) en 1506, creyendo que en sus 4 viajes había explorado islas y tierra firme del continente asiático.
Cristóbal Colón falleció en Valladolid (España) en 1506, creyendo que en sus 4 viajes había explorado islas y tierra firme del continente asiático.
ISABEL DE CASTILLA:
Isabel de Castilla, hija de Juan II de Castilla y de su segunda mujer, Isabel de Portugal (1428-1496), nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) el 22 de abril, Jueves Santo, de 1451 en el palacio que hoy ocupa el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. El lugar y la fecha de nacimiento han sido históricamente discutidos, toda vez que cuando nace, nadie es consciente de la importancia que esa niña iba a tener en el futuro.
Dos años después, en Tordesillas, nació su hermano Alfonso. Con anterioridad, y fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón, había nacido Enrique, hermano de padre de Isabel, que ocuparía el trono en 1454 y sería conocido como Enrique IV el Impotente.
A la muerte de su padre en 1454, se retiró con su madre y su hermano Alfonso a la villa de Arévalo, donde vería los ataques de locura de su madre Isabel. Esta es una época de dificultades, incluso económicas, pues aunque su padre había dejado importantes disposiciones testamentarias en favor de su madre, de ella, el rey Enrique IV las incumple reiteradamente. En esta adversidad Isabel se fortaleció con lecturas evangélicas y libros de piedad.
En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, lugar donde se emplazaba la Corte, por estar cercano el nacimiento de la hija de los reyes, doña Juana de Castilla. Pronto se la apodó Juana la Beltraneja, pues, según los rumores de la época, era hija de la reina, doña Juana de Portugal, y de Beltrán de la Cueva.A pesar de las presiones de los nobles, Isabel rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de Princesa de Asturias, en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la Concordia de Guisando.Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando. Desde el Alcázar de Segovia se dirigió a la Iglesia de San Miguel, contigua a la plaza mayor. Tras jurar por Dios, por la Cruz y por los Evangelios que sería obediente a los mandamientos de la Santa Iglesia, le juraron lealtad. Luego, entró en el interior del templo, portando el pendón de Castilla y abrazada a sus pliegues.Murio por cancer de utero.
El matrimonio tuvo cinco hijos:
Isabel de Aragón y Castilla (1470-1498), Princesa de Asturias (1497-1498), contrajo matrimonio con el Infate Alfonso de Portugal, pero a su muerte contrajo matrimonio con el primo del fallecido Manuel, que sería rey de Portugal, murió en el parto de su hijo Miguel de Paz.
Juan de Aragón y Castilla (1478-1497), Príncipe de Asturias (1478-1497), contrajo matrimonio con Margarita de Austria, murió de tuberculosis.
Juana I de Castilla (1479-1555)), Princesa de Asturias (1500-1504), Reina de Castilla (1504-1555), contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso y fue madre de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, murió recluída por su nieto Felipe II en Tordesillas
María de Aragón y Castilla (1482-1517), contrajo matrimonio con el viudo de su hermana Manuel I de Portugal y fue madre de de Juan III y de Enrique I de Portugal
Catalina de Aragón y Castilla (1485-1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales y tras la muerte de este con su hermano que sería Enrique VIII, fue mandada a matar por su esposo, fue madre de la reina María I de Inglaterra
Para llegar al trono tuvo primero que vencer en la Guerra civil castellana (1475-1480)
Lope de Aguirre
Isabel de Aragón y Castilla (1470-1498), Princesa de Asturias (1497-1498), contrajo matrimonio con el Infate Alfonso de Portugal, pero a su muerte contrajo matrimonio con el primo del fallecido Manuel, que sería rey de Portugal, murió en el parto de su hijo Miguel de Paz.
Juan de Aragón y Castilla (1478-1497), Príncipe de Asturias (1478-1497), contrajo matrimonio con Margarita de Austria, murió de tuberculosis.
Juana I de Castilla (1479-1555)), Princesa de Asturias (1500-1504), Reina de Castilla (1504-1555), contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso y fue madre de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, murió recluída por su nieto Felipe II en Tordesillas
María de Aragón y Castilla (1482-1517), contrajo matrimonio con el viudo de su hermana Manuel I de Portugal y fue madre de de Juan III y de Enrique I de Portugal
Catalina de Aragón y Castilla (1485-1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales y tras la muerte de este con su hermano que sería Enrique VIII, fue mandada a matar por su esposo, fue madre de la reina María I de Inglaterra
Para llegar al trono tuvo primero que vencer en la Guerra civil castellana (1475-1480)
FERNANDO DE ARAGON:
Rey de la Corona de Aragón, V de la de Castilla, rey de Sicilia, Cerdeña y Nápoles, rey de Navarra y demás dominios que con ellos constituyeron la monarquía española durante varios siglos, de la que juntamente con su esposa Isabel de Castilla -formando una diarquía- podemos considerar como fundadores.
;El nacimiento de don Fernando se fija el 10-III-1452 en la villa aragonesa de Sos, cerca de la frontera de Navarra. Fueron sus padres Juan de Aragón , segundogénito de Fernando de Antequera , de la rama de los Trastámaras castellanos entronizados en Aragón por la Sentencia de Caspe , rey de Navarra desde 1425 y lugarteniente desde 1436 de su hermano Alfonso V el Magnánimo en los reinos de Aragón y Valencia, siéndolo, por su condición de heredero, del principado catalán y siempre uno de los grandes magnates de la Corona castellana; fue su madre Juana Enríquez , segunda esposa de Juan de Aragón y Navarra, hija del Almirante de Castilla.Murio por un potente afrodisiaco.LA PARTE COMUN CON ISABEL ESTA EN LA BIOGRAFIA DE ISABEL.
FRANCISCO PIZARRO:
Francisco Pizarro González, Marqués (Trujillo, Cáceres, España, 16 de marzo de 14781 — Lima, Perú, 26 de junio de 1541) fue el explorador y conquistador español del Perú,2 gobernador de Nueva Castilla (actual territorio peruano) con sede de gobierno en La Ciudad De Los Reyes (Lima). Es recordado por haber logrado imponerse sobre el Imperio incaico con ayuda de diversos cacicazgos locales, conquistando el mencionado estado imperial cuyo centro de gobierno se ubicaba en el hoy Perú, y estableciendo una dependencia española sobre él. Si bien tuvo el título de marqués, fue "marqués sin marquesado"; sus descendientes tuvieron el título de marqueses de la Conquista.4 Sin embargo, es muy posible que le fuera concedido el título de marqués de los Atavillos, siendo este el título utilizado por el cronista don Francisco López de Gomara en su Historia General de las Indias, capítulo CXXXII. Para sus huestes indígenas era conocido como Apu (Jefe, Señor, General) o Machu Capitán (Viejo Capitán).
PEDRO DE URSUA:
FRANCISCO PIZARRO:
Francisco Pizarro González, Marqués (Trujillo, Cáceres, España, 16 de marzo de 14781 — Lima, Perú, 26 de junio de 1541) fue el explorador y conquistador español del Perú,2 gobernador de Nueva Castilla (actual territorio peruano) con sede de gobierno en La Ciudad De Los Reyes (Lima). Es recordado por haber logrado imponerse sobre el Imperio incaico con ayuda de diversos cacicazgos locales, conquistando el mencionado estado imperial cuyo centro de gobierno se ubicaba en el hoy Perú, y estableciendo una dependencia española sobre él. Si bien tuvo el título de marqués, fue "marqués sin marquesado"; sus descendientes tuvieron el título de marqueses de la Conquista.4 Sin embargo, es muy posible que le fuera concedido el título de marqués de los Atavillos, siendo este el título utilizado por el cronista don Francisco López de Gomara en su Historia General de las Indias, capítulo CXXXII. Para sus huestes indígenas era conocido como Apu (Jefe, Señor, General) o Machu Capitán (Viejo Capitán).
PEDRO DE URSUA:
En 1545, fue nombrado Teniente de Gobernación del Nuevo Reino por su tío, el juez de residencia Miguel Díez de Armendáriz. Su primer acto de gobierno fue la destitución de Montalvo de Lugo, gobernador encargado en Santa Fe.
Ursúa se destacó en la pacificación de los panches al suroccidente de Santa Fe. Fue enviado en comisión por Armendaáiz a reconocer el norte del Nuevo Reino, fundó la villa de Pamplona, el 1 de noviembre de 1549. A su regreso a Santa Fe, la recién fundada Real Audiencia lo encarga de pacificar el país de los muzos. Derrotados los muzos, Ursúa funda la ciudad de Tudela, la cual fue destruida por los indios derrotados poco tiempo después.
Ante las acusaciones contra su tío, Ursúa acepta el cargo de Justicia Mayor en Santa Marta, con el objetivo de pacificar a los tayronas. A su regreso no solo Armendáriz es detenido tras su juicio de residencia, sino que pesan acusaciones sobre el propio Ursúa.
En Nombre de Dios es nuevamente nombrado Justicia Mayor al servicio de Andrés Hurtado de Mendoza, Primer Marqués de Cañete, quien ha sido nombrado nuevo Virrey del Perú con el fin de reprimir una rebelión de cimarrones. Tras una agotadora campaña que llevaron a una negociación final entre los cimarrones y los españoles, apresan al líder cimarrón Bayano para ser juzgado en España.
Tras el éxito de la expedición, Ursúa acompañó a Hurtado de Mendoza a Lima. Allí organiza una nueva expedición para encontrar El Dorado por el río Marañón, descubierto años antes por Francisco de Orellana. Partió acompañado por su amante doña Inés de Atienza. Pero fue asesinado junto con su amante por varios expedicionarios, dirigidos por Lope de Aguirre, el 1 de enero de 1561.
HERNAN CORTES:
Fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro, quien posteriormente conquistó el imperio inca (no confundir con otro Francisco Pizarro, quien se unió a Cortés en la conquista de los aztecas). Como otros hidalgos, su padre lo envió a los catorce años a estudiar leyes a Salamanca, ciudad que abandonó dos años más tarde, movido por su afán de aventuras. Tras varios intentos fallidos, por una parte, de embarcar para las Indias, y, por otra, de participar en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, finalmente, en la primavera de 1504, zarpó hacia la isla de La Española, donde se instaló como plantador y funcionario colonial. CONQUISTA DE MEXICO
LOPEZ DE AGUIRRE:
Conquistador rebelde español (Oñate, Guipúzcoa, 1511/15 - Barquisimeto, Venezuela, 1561). Pasó al Perú poco después de su descubrimiento, hacia 1536. Participó en la conquista y colonización de varios lugares, pero sobre todo se vio involucrado en las luchas entre los colonizadores españoles; primero en las guerras civiles entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro (1537-54) y, más tarde, apoyando al virrey Blasco Núñez de Vela en la implantación de las Leyes Nuevas contra la resistencia de parte de los colonos, encabezados por Gonzalo Pizarro (1544-46).
Condenado por un juez a ser azotado públicamente por incumplir las leyes que protegían a los indios (1551), persiguió a dicho juez hasta matarle; su fuga de la Justicia cesó en 1554, al acogerse a la amnistía concedida por Pedro de Alvarado a los que se alistaran para luchar contra la rebelión de Hernández Girón.
Lope de Aguirre
En 1560 se embarcó en la expedición de Pedro de Ursúa en busca de las legendarias riquezas de Eldorado; una flota con centenares de soldados descendió por los ríos Huallaga y Amazonas, sin encontrar rastro de riqueza alguna: el descontento consiguiente fue aprovechado por Lope de Aguirre para organizar un motín, asesinar a Ursúa y tomar el mando de la expedición.
En lugar de regresar al punto de partida, como pretendía Ursúa, Aguirre continuó el descenso por el Amazonas, en medio de una sucesión de crímenes. En 1561 se rebeló contra el rey de España (a quien hizo llegar una carta) y proclamó a uno de sus colaboradores (Fernando de Guzmán, a quien también mataría poco después) «Príncipe del Perú, Tierra Firme y Chile»; no sin anacronismo, algunos historiadores han querido ver en este gesto alucinado un precedente de la independencia americana.
Navegó hasta el Atlántico y bordeó la costa hasta Venezuela, con intención de llegar a Panamá, apoderarse de la flota y fomentar una sublevación contra la metrópoli. Aunque el gobernador de Venezuela y gran parte de la población habían huido aterrados por la llegada de Aguirre, éste no pudo vencer la resistencia organizada por unos cuantos viejos colonos, ya que la mayor parte de sus compañeros habían desertado.
Viéndose perdido, Aguirre asesinó a su propia hija Elvira, que le había acompañado durante todo el viaje, para que no cayera en manos de sus enemigos; y éstos le dieron muerte en el lugar, rechazando su pretensión de que se le hiciera juicio.
PEDRO ALVARADO:
Nació en Badajoz, Extremadura, España en 1485. Conocido por su crueldad, a veces se asocia su nombre al genocidio, tanto por su iniciativa en la masacre del Templo Mayor, como por su posterior particìpación en el sitio de Tenochtitlan, y por la violencia extrema de sus acciones en Centroamérica.
En México los nativos lo llamaban Tonatiuh, el sol, por su aspecto físico; al parecer era rubio y de elevada estatura, lo que lo convertía en caso típico para la deificación que inicialmente hicieron los mexicas de los españoles, considerándolos las "gentes rubias y barbadas" anunciadas como signo del regreso de Quetzalcóatl.
Alvarado estuvo casado primero con Francisca de la Cueva y luego con su hermana Beatriz de la Cueva la sin ventura. Antes tuvo descendencia con Tecuilhuatzin, hija del rey tlaxcalteca, Xicohténcatl-Huehuétl "El viejo".
En 1510, con 25 años, había desembarcado en La Española, junto a sus hermanos (Gonzalo, Jorge, Gómez, Hernando y Juan). Un año después, a las órdenes de su tío Diego Velázquez, participó en la conquista de Cuba.
En 1518 acompañó a Juan de Grijalva como capitán de un navío en su viaje de exploración por las costas de Yucatán y el Golfo de México, en el que se produjo el descubrimiento de Cozumel.
Varios hermanos Alvarado se unieron a Hernán Cortés en la isla Trinidad, cuando iniciaba su viaje, Pedro fue su primer capitán durante la conquista de México.
En 1520, en ausencia de Cortés, que había ido al encuentro de Pánfilo de Narváez, Pedro de Alvarado, que había quedado al mando, tras sospechar una traición, ordenó la matanza del patio del Templo Mayor que precedió a la derrota de los españoles conocida como la "Noche Triste".
Durante la huida de Tenochtitlan se le atribuye haber salvado la vida, pese a estar rodeado de enemigos, saltando un canal apoyado en su lanza, hincada en el barro; el gesto ha tomado su nombre, "salto de Alvarado", nombre también de una céntrica calle de Ciudad de México situada en la zona donde pudo ocurrir el hecho.
Tras la pacificación de Tenochtitlan en 1521, Cortés lo comisionó para otras expediciones de conquista más al sur, lo que le permitió pasar a la historia también como conquistador de Guatemala, El Salvador junto a su hermano Gonzalo de Alvarado y, aunque siguiendo a Cortés, también concluyó la conquista en Honduras. En 1524 fundó Santiago de los Caballeros, luego llamada Ciudad Vieja.
En 1527 viajó a España y se entrevistó con Carlos V. Es este su momento de mayor gloria, al recibir del emperador los nombramientos de gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala, más de lo que conseguiría nunca Cortés de Nueva España. Sin embargo, a su vuelta a América, en 1529, el gobernador de la Nueva España lo encarceló y lo procesó; sólo pudo librarse del cautiverio por la intervención de Cortés.
Fundo el Puerto de Iztapa en el Pacífico Sur de Guatemala donde construyo una flota. Viajó luego a Perú, y su nombre pudo haber figurado también en la historia al lado de los de Atahualpa, Pizarro y Almagro; no ocurrió tal cosa, porque el propio Almagro y Benalcázar lo evitaron pagando a Alvarado una elevada suma a cambio de sus naves, municiones y bastimentos, pero sobre todo de su abandono de la empresa.
No soportó mucho tiempo la inactividad como gobernador de Guatemala y Honduras, antes de solicitar y obtener de la corona otro encargo de exploración, esta vez a las inasibles islas de la especiería. Estaba preparando esta expedición, y deambulando con su flota por el pacífico mexicano, cuando fue requerido por el virrey Antonio de Mendoza, que quería participar en la empresa, pero antes le haría a Alvarado un encargo militar que habría de ser el último: sofocar la rebelión de indios caxcanes y chichimecas que había estallado en Nueva Galicia.
En esa última acción militar, que a veces se conoce como Guerra del Miztón o Mixtón, Alvarado fue arrollado por el caballo de un compañero inexperto que huía del contraataque de los indios chichimecas, que estaban parapetados en el Cerro del Mixtòn (gato) y eran comandados por Francisco Tenamaxtle, un caxcan que se había levantado en armas por la opresión castellana. Sucedió en Nochistlán, cerca de Guadalajara, en la zona de Nueva Galicia que hoy es el Estado de Jalisco.
Tras unos días de agonía, murió el 4 de julio de 1541. Su cuerpo fue enterrado primero en la iglesia de Tripetio (Michoacán), y trasladado cuarenta años después por su hija, Leonor Alvarado Xicotencatl, a Antigua Guatemala, junto al de su mujer Doña Beatríz de la Cueva —llamada la sinventura, no sin motivo: enviudó menos de un año después de suceder a su hermana como mujer de Alvarado, y luego sobrevivió a su marido sólo otro año—; se sabe que su última morada fue la catedral, y debe seguir siéndolo, pero las repetidas reformas tras catástrofes naturales han hecho que se pierda la ubicación precisa de la tumba.
JORGUE MANRRIQUE:
FERNANDO DE ROJA:
Escritor español, autor de La Celestina. Fernando de Rojas procedía de una familia acomodada de judíos conversos de cuatro generaciones que fue perseguida por la Inquisición. Estudió derecho en Salamanca y, como todos lo estudiantes salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde.
Primera edición de La Celestina
Representación moderna de una
adaptación de La Celestina
Muerte de Calisto
EL ROMANCE:
Cuando los juglares recitaban los cantares de gesta, la gente pedía que repitieran los fragmentos más interesantes. El pueblo los aprendió y al repetirlos exclusivamente de forma oral, fue cambiando su contenido. En el siglo XV desapareció el gusto por los cantares de gesta, pero se siguieron recordando algunas partes de los mismos que se convirtieron en romances.Romance es un poema formado por una serie indefinida de versos octosílabos, de los cuales los versos pares riman en asonante y los impares quedan libresEs la agrupación de todos los romances que se han escrito desde el siglo XIV hasta nuestros días.
El romancero viejo:
Origen de los romances:
En México los nativos lo llamaban Tonatiuh, el sol, por su aspecto físico; al parecer era rubio y de elevada estatura, lo que lo convertía en caso típico para la deificación que inicialmente hicieron los mexicas de los españoles, considerándolos las "gentes rubias y barbadas" anunciadas como signo del regreso de Quetzalcóatl.
Alvarado estuvo casado primero con Francisca de la Cueva y luego con su hermana Beatriz de la Cueva la sin ventura. Antes tuvo descendencia con Tecuilhuatzin, hija del rey tlaxcalteca, Xicohténcatl-Huehuétl "El viejo".
En 1510, con 25 años, había desembarcado en La Española, junto a sus hermanos (Gonzalo, Jorge, Gómez, Hernando y Juan). Un año después, a las órdenes de su tío Diego Velázquez, participó en la conquista de Cuba.
En 1518 acompañó a Juan de Grijalva como capitán de un navío en su viaje de exploración por las costas de Yucatán y el Golfo de México, en el que se produjo el descubrimiento de Cozumel.
Varios hermanos Alvarado se unieron a Hernán Cortés en la isla Trinidad, cuando iniciaba su viaje, Pedro fue su primer capitán durante la conquista de México.
En 1520, en ausencia de Cortés, que había ido al encuentro de Pánfilo de Narváez, Pedro de Alvarado, que había quedado al mando, tras sospechar una traición, ordenó la matanza del patio del Templo Mayor que precedió a la derrota de los españoles conocida como la "Noche Triste".
Durante la huida de Tenochtitlan se le atribuye haber salvado la vida, pese a estar rodeado de enemigos, saltando un canal apoyado en su lanza, hincada en el barro; el gesto ha tomado su nombre, "salto de Alvarado", nombre también de una céntrica calle de Ciudad de México situada en la zona donde pudo ocurrir el hecho.
Tras la pacificación de Tenochtitlan en 1521, Cortés lo comisionó para otras expediciones de conquista más al sur, lo que le permitió pasar a la historia también como conquistador de Guatemala, El Salvador junto a su hermano Gonzalo de Alvarado y, aunque siguiendo a Cortés, también concluyó la conquista en Honduras. En 1524 fundó Santiago de los Caballeros, luego llamada Ciudad Vieja.
En 1527 viajó a España y se entrevistó con Carlos V. Es este su momento de mayor gloria, al recibir del emperador los nombramientos de gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala, más de lo que conseguiría nunca Cortés de Nueva España. Sin embargo, a su vuelta a América, en 1529, el gobernador de la Nueva España lo encarceló y lo procesó; sólo pudo librarse del cautiverio por la intervención de Cortés.
Fundo el Puerto de Iztapa en el Pacífico Sur de Guatemala donde construyo una flota. Viajó luego a Perú, y su nombre pudo haber figurado también en la historia al lado de los de Atahualpa, Pizarro y Almagro; no ocurrió tal cosa, porque el propio Almagro y Benalcázar lo evitaron pagando a Alvarado una elevada suma a cambio de sus naves, municiones y bastimentos, pero sobre todo de su abandono de la empresa.
No soportó mucho tiempo la inactividad como gobernador de Guatemala y Honduras, antes de solicitar y obtener de la corona otro encargo de exploración, esta vez a las inasibles islas de la especiería. Estaba preparando esta expedición, y deambulando con su flota por el pacífico mexicano, cuando fue requerido por el virrey Antonio de Mendoza, que quería participar en la empresa, pero antes le haría a Alvarado un encargo militar que habría de ser el último: sofocar la rebelión de indios caxcanes y chichimecas que había estallado en Nueva Galicia.
En esa última acción militar, que a veces se conoce como Guerra del Miztón o Mixtón, Alvarado fue arrollado por el caballo de un compañero inexperto que huía del contraataque de los indios chichimecas, que estaban parapetados en el Cerro del Mixtòn (gato) y eran comandados por Francisco Tenamaxtle, un caxcan que se había levantado en armas por la opresión castellana. Sucedió en Nochistlán, cerca de Guadalajara, en la zona de Nueva Galicia que hoy es el Estado de Jalisco.
Tras unos días de agonía, murió el 4 de julio de 1541. Su cuerpo fue enterrado primero en la iglesia de Tripetio (Michoacán), y trasladado cuarenta años después por su hija, Leonor Alvarado Xicotencatl, a Antigua Guatemala, junto al de su mujer Doña Beatríz de la Cueva —llamada la sinventura, no sin motivo: enviudó menos de un año después de suceder a su hermana como mujer de Alvarado, y luego sobrevivió a su marido sólo otro año—; se sabe que su última morada fue la catedral, y debe seguir siéndolo, pero las repetidas reformas tras catástrofes naturales han hecho que se pierda la ubicación precisa de la tumba.
JORGUE MANRRIQUE:
Poeta castellano autor de las célebres Coplas a la muerte de su padre, máxima creación de la lírica cortesana del siglo XV y una de las mejores elegías de la literatura española. Jorge Manrique
Miembro de una familia de la nobleza más rancia de Castilla (era hijo de don Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, y sobrino del poeta Gómez Manrique), Jorge Manrique compaginó su afición por las letras con la carrera de las armas, participando junto a su padre en las luchas que precedieron al ascenso de los Reyes Católicos. Ambos pertenecían a la orden de Santiago, y combatieron del lado de Isabel la Católica contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Pereció a causa de las heridas recibidas durante al asalto al castillo de Garcimuñoz, en el feudo del marqués de Villena.
La poesía de Jorge Manrique se sitúa dentro de la corriente cancioneril del siglo XV. Su producción poética menor, reunida en un Cancionero, está formada por medio centenar de composiciones breves, en su mayor parte de tema amoroso, que siguieron los cánones trovadorescos y cortesanos de finales de la Edad Media. Más originales son sus piezas burlescas, como las "Coplas a una beoda" o la titulada "Convite que hizo a su madrastra".
Las Coplas a la muerte de su padre
Pero la celebridad de Jorge Manrique se debe fundamentalmente a las Coplas a la muerte de su padre, su obra maestra, compuesta a raíz del fallecimiento de don Rodrigo (1476) y publicada en 1494 en Sevilla con el título Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, el Maestre don Rodrigo. Esta elegía pertenece a la tradición medieval de la ascética cristiana: contra la mundanidad de la vida, postula una aceptación serena de la muerte, que es tránsito a la vida eterna. Sin embargo, apunta ya una idea original que preludia la concepción renacentista del siglo siguiente: aparte de la vida terrenal y la vida eterna, Manrique alude a la vida de la fama, a la perduración en este mundo en virtud de una vida ejemplar que permanece en la memoria de los vivos.
Tras un primer bloque en el que medita sobre la brevedad de la vida, el paso del tiempo y la muerte, la atención del autor se centró en las figuras desaparecidas de su pasado inmediato, como Juan II, Enrique IV o Álvaro de Luna, para concluir con un repaso de las virtudes morales del maestre y su diálogo final con la Muerte. De este modo, la lírica castellana pasó del concepto abstracto de la muerte a su presencia histórica y a su dimensión particular, en un movimiento de flujo temporal que es uno de los grandes hallazgos del poeta. Las Coplas se apartaron de los tópicos macabros tan abundantes en la literatura moral de la época y consiguieron alcanzar una extraordinaria hondura emotiva.
También destacaron por evitar todo exceso erudito o retórico: el estilo posee una elegante sobriedad, fruto del empleo de los vocablos más sencillos y pertenecientes al habla patrimonial. Exponente de esta búsqueda de simplicidad es la elección de una forma estrófica menor, las coplas de pie quebrado (que, por la popularidad de la obra, pasarían a llamarse coplas manriqueñas). Cada copla está formada por dos sextillas de pie quebrado (8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c, con rima consonante). El tono exhortativo característico del poema refuerza la gravedad de los versos, en una evocación serena del tiempo pasado.
En el desarrollo del poema pueden apreciarse tres partes. La primera (coplas I-XIII) es una exposición doctrinal en la que, de acuerdo con los principios de la religión cristiana y con la mentalidad medieval, se señala el nulo valor de la vida humana terrenal (sometida a los vaivenes de la fortuna y al poder destructor del paso del tiempo y de la muerte), destacándose en cambio el valor de la vida eterna en el más allá, que se alcanza mediante la virtud y el cumplimiento de las obligaciones propias del estado social.
Dentro de esta primera parte, las tres primeras coplas exhortan al lector a tomar conciencia de la temporalidad y de la naturaleza efímera de la vida terrenal. La vida y sus placeres pasan rápidamente (coplas I-II) y terminan en la muerte (III), que iguala a "los que viven por sus manos / e los ricos". En la Invocación (coplas IV-VI), en lugar de dirigirse a las musas paganas, como otros poetas de su época, el autor se encomienda significativamente a Jesucristo (IV) y expone su concepción cristiana de la existencia (V-VI): nuestra vida terrenal, breve y llena de sufrimientos, es el medio (camino) para alcanzar la vida eterna y la felicidad en el más allá. Y alcanzaremos esta vida eterna mediante la práctica de la virtud y el cumplimiento de las normas de la moral cristiana, obrando "con buen tino", "como debemos". Las coplas VII-XIV invitan a considerar la futilidad de los bienes terrenales, que son inevitablemente destruidos por el paso del tiempo o la fortuna (copla VIII). El paso del tiempo acaba con la hermosura y la fuerza de la juventud (IX); la pureza de los linajes se pierde (X), y las riquezas y la posición social están sujetas a la fortuna (XI). Y aunque tales bienes durasen toda la vida, carecerían igualmente de valor por su brevedad, que se contrapone a los sufrimientos eternos del infierno (XII), por lo cual perseguir ciegamente placeres y riquezas es caer en una trampa (XIII).
La segunda parte (coplas XIV-XXIV) es una ilustración de la doctrina expuesta en la primera. El nulo valor de la vida y de los bienes terrenales (riquezas, placeres, linaje) se ejemplifica mostrando los efectos del paso del tiempo, la fortuna y la muerte sobre una serie de personajes poderosos: de nada les sirvió su poder ante la muerte, que los trató igual que "a los pobres pastores / de ganados" (XIV). El autor renuncia a poner ejemplos de épocas antiguas; "lo de ayer", la historia reciente, le proporciona ejemplos suficientes: El rey Juan II y los Infantes de Aragón (coplas XVI-XVII), Enrique IV (coplas XVIII-XIX), don Alfonso (XX), don Álvaro de Luna (XXI) y los maestres Juan Pacheco y Pedro Girón (XXII). Terminada la lista, el poeta se dirige en apóstrofe a la Muerte para destacar su inmenso poder destructor, ante el que no hay defensa posible (XXIII-XXIV).
Como último de los personajes de la serie anterior, y por lo tanto como nueva y última ilustración de las doctrinas expuestas en la primera, la tercera parte (coplas XXV-XL) se centra en la figura del padre del autor, don Rodrigo Manrique. Se inicia con el elogio fúnebre de don Rodrigo; el poeta exalta primero sus virtudes de modo directo o mediante comparaciones con personajes históricos (coplas XXV-XXVIII) y luego repasa elogiosamente los principales hechos de su vida (XXIX-XXXII). Al elogio fúnebre le sigue un diálogo entre don Rodrigo, próximo a morir, y la Muerte personificada (coplas XXXIII-XXXIX). Inicia el diálogo la Muerte, que expone de nuevo el concepto cristiano de la existencia y afirma que don Rodrigo merecerá la vida eterna por la conducta ejemplar que siempre ha observado. En su respuesta, don Rodrigo acepta su final con modélica resignación cristiana y eleva una oración a Jesucristo rogándole el perdón de sus pecados. En la última copla, el poeta relata con máxima simplicidad el momento de su muerte y halla nuevo consuelo en el recuerdo del difunto.
Escritor español, autor de La Celestina. Fernando de Rojas procedía de una familia acomodada de judíos conversos de cuatro generaciones que fue perseguida por la Inquisición. Estudió derecho en Salamanca y, como todos lo estudiantes salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde.
Primera edición de La Celestina
Se cree, casi con certeza, que escribió un solo libro, pero de una importancia fundamental en la historia de la literatura: La Celestina. La primera edición que conservamos de la obra fue publicada anónimamente en 1499, en Burgos, con el título de Comedia de Calisto y Melibea. La obra está escrita como una pieza de teatro, en forma dialogada, y dividida en actos; la primera edición tenía dieciséis actos y las de 1502, tituladas Tragicomedia de Calisto y Melibea, veintiuno. Pese a este carácter de obra dramática, su extensión la hace casi irrepresentable. La obra fue escrita para ser leída en voz alta en un círculo de humanistas u oyentes cultos, los cuales pudieron haber hecho aportaciones; se sabe que el manuscrito circuló bastante antes de que el autor lo entregase a los impresores. Se calcula que de 1499 a 1634 se publicaron 109 ediciones en castellano, no sólo en España sino también en otros países de Europa, donde además fue traducida a diversas lenguas.
En la Carta del autor a un su amigo, que precedió a la obra en la edición de 1500 (Toledo), Rojas declara que encontró escrito el primer acto y le gustó tanto que decidió completar la obra. Esta afirmación ha sido corroborada por la mayoría de estudiosos de La Celestina: de este modo, el extenso acto I (ocupa cerca de la quinta parte de sus páginas) habría sido escritor por una autor cuya identidad aún no ha sido verificada (Rojas mencionó en la Carta a Juan de Mena y Rodrigo Cota como posibles autores). Rojas también aclaró que los "argumentos" o resúmenes que preceden a cada acto fueron añadidos por los impresores. A esta edición se agregaron, además, once octavas acrósticas escritas por Rojas y, al final del libro, seis octavas escritas por Alonso de Proaza, un humanista que fue el corrector de la edición y que reveló cómo por los acrósticos se puede saber que Rojas es el autor del libro, ya que la Carta del autor a un su amigo no llevaba firma.
La obra sufrió a lo largo de las sucesivas ediciones del siglo XVI innumerables modificaciones y agregados, probablemente no debidos a la pluma de Fernando de Rojas. Se ha discutido si son de su autoría los cinco actos que tiene de más la edición que aparece con el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea (1502), quizá escritos a petición de los lectores, que querían que se prolongara la historia de amor de Calisto y Melibea. Desde un primer momento, al parecer, el público rechazó el título de Comedia (según Rojas dado por el primer autor). Pronto se obvió el de Tragicomedia y empezó a llamarse Celestina o La Celestina al libro destinado a ser, con este nombre, uno de los más famosos de la literatura universal. Menéndez Pelayo lo consideró el mejor libro español después del Quijote.
La Celestina
A pesar de su forma dialogada, La Celestina no es estrictamente una obra teatral, sino que se inscribe en una tradición que arranca del teatro romano de Terencio y que continúa en diversos géneros medievales como la comedia elegíaca y la comedia humanística, constituidos por obras escritas en latín. Entre las comedias elegíacas destaca el Pamphilus (siglo XII), con un argumento similar al de La Celestina, aunque mucho menos desarrollado y con desenlace feliz.
Pero el género con el que La Celestina guarda mayores concomitancias es sin duda la comedia humanística, creada en Italia en el siglo XIV por Petrarca, autor a quien Rojas conocía muy bien. El lento desarrollo de un argumento simple, la profundización en la psicología de los personajes, cualquiera que sea su condición social, el realismo y la variedad estilística son características de la comedia humanística perfectamente aplicables a La Celestina. Se trata, en definitiva de obras dialogadas de carácter dramático pero no destinadas a la representación, sino a la lectura en voz alta ante un auditorio, como el propio Rojas menciona en el prólogo.
La Celestina es una historia de amor trágica, compuesta según el incipit "en reprensión de los locos enamorados [...] y en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos y lisonjeros sirvientes". Por su lineal simplicidad, resulta fácil trazar un resumen del argumento de La Celestina: el joven Calisto entra en un jardín para recoger a su halcón, se encuentra con Melibea y queda deslumbrado por su belleza. Calisto le declara su amor, pero Melibea le rechaza. El lugar de este primer encuentro, no obstante, sólo se conoce por los resúmenes que añadieron los impresores, y se cree que en realidad tiene lugar en un templo, lo que explica las irreverentes hipérboles sacras con que Calisto pondera su amor.
Representación moderna de una
adaptación de La Celestina
Calisto regresa a su casa y se abandona a la melancolía causada por el rechazo. Desde el primer momento se advierte el extravío de Calisto, cuya extrema pasión amorosa le lleva a la blasfemia: "Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo", responde cuando su criado Sempronio le pregunta si es cristiano. Siguiendo el consejo de Sempronio, Calisto decide valerse de los servicios de una vieja alcahueta, llamada Celestina, para obtener el favor de Melibea. Su otro criado, Pármeno, previene a Calisto sobre el oficio y malas artes de Celestina: la reputación de la vieja es tal que su sola presencia es un deshonor para la casa. Pero Calisto ignora su consejo, la recibe en su casa y le cuenta su mal. Celestina acepta el encargo y le promete concertar una cita con Melibea. Ello será, por supuesto, a cambio de dinero o dávidas, que Celestina acuerda repartir con Sempronio y también con Pármeno, a quien logra poner de su lado.
Con un pretexto que le proporciona una de sus múltiples actividades, Celestina penetra en casa de Melibea y logra hablarle a solas. Melibea, cuando llega comprender las intenciones de la vieja, se cierra en su orgullo de mujer, indignándose de que haya dudado de su honestidad. Pero Celestina le explica que ha venido a pedirle su amuleto para curar a Calisto, que sufre de un terrible dolor de muelas. Melibea le presta el amuleto y llega a rogar a Celestina que vuelva a verla, para darle una oración contra el mal de su protegido; superado el rechazo inicial al que le obligaba su pundonor, la pasión irá también apoderándose de Melibea.
Celestina informa de la buena marcha de sus tercerías a Calisto, que, contentísimo, le da nuevos regalos. En la siguiente visita de Celestina a Melibea, la joven ya no puede ocultar su amor por Calisto, y queda concertada una cita nocturna en el huerto de Melibea. Celestina recibe por ello su salario final: una cadena de oro. Los criados Pármeno y Sempronio visitan a Celestina para exigir su parte de los beneficios, conforme a lo pactado. Pero Celestina, cegada por la codicia, se niega. Los criados la matan y, capturados por la justicia, son decapitados.
Pese al escándalo y al público deshonor, Calisto se reúne con Melibea. Hallándose con ella, llegan desde la calle a oídos de Calisto los gritos de su criado Sosia, que pelea con unos rufianes. Al ir Calisto a ayudarle, cae desde el muro a la calle y se mata. Sabedora de su muerte, Melibea se encierra en una torre, desde la que confiesa todo lo ocurrido a su padre, Pleberio. Melibea se suicida arrojándose desde lo alto de la torre. La obra termina con el impresionante lamento de Pleberio, una desconsolada imprecación contra los males del mundo y el poder destructor de las pasiones.
Muerte de Calisto
A pesar de la declarada intención moralizante, y como ocurre en las grandes creaciones, la riqueza significativa de la obra parece desbordar este planteamiento. No hay motivo para negar esa intención; la finalidad moral de la ficción literaria predominó durante toda la Edad Media y seguiría predominando en el Renacimiento.
Ello no ha impedido a los estudiosos, sin embargo, detectar una fuerte carga crítica en la obra: el converso Rojas trazaría un agrio retrato de una sociedad que se dice cristiana pero que en modo alguno actúa como tal: todos los personajes se mueven por el egoísmo, por el propio interés; a unos los ciega la pasión, a otros las lujuria, a otros la codicia, la envida o el odio; y todos persiguen el dinero o el placer, sin importar su clase social: desde Calisto hasta los rufianes y las prostitutas protegidas por Celestina. Y no es que solamente obren de forma egoísta en la práctica; en muchos casos, como muestran sus palabras, piensan que es así como hay que obrar en el mundo. Antes de arrojarse desde la torre, Melibea no piensa en que su suicidio supondrá su condenación eterna; en su lugar, lamenta amargamente no haber disfrutado más del placer ("¿Cómo no gocé más del gozo"?).
Otras interpretaciones que no ponen el acento en la condición de converso del autor coinciden también en ver en La Celestina el retrato de una sociedad en crisis: una sociedad que ha perdido ya los valores del antiguo sistema feudal (el honor y la dignidad en los señores, la lealtad en los vasallos, la moral y el concepto de vida cristianos) sin hallar en su lugar ningún otro valor fuera del individualismo. Los jóvenes amantes pasan por encima de su honor y de su dignidad, prescindiendo de los mayores y de los usos sociales; los criados, convertidos en meros asalariados, sólo persiguen su interés; el inframundo celestinesco atiende a lo inmediato y prescinde igualmente de toda moral. La Celestina sería así el reflejo de un mundo en descomposición, aquejado de una crisis tanto de orden moral como social, y del todo incapaz de sustituir los viejos valores arrinconados por otros superiores.
EL ROMANCE:
Cuando los juglares recitaban los cantares de gesta, la gente pedía que repitieran los fragmentos más interesantes. El pueblo los aprendió y al repetirlos exclusivamente de forma oral, fue cambiando su contenido. En el siglo XV desapareció el gusto por los cantares de gesta, pero se siguieron recordando algunas partes de los mismos que se convirtieron en romances.Romance es un poema formado por una serie indefinida de versos octosílabos, de los cuales los versos pares riman en asonante y los impares quedan libresEs la agrupación de todos los romances que se han escrito desde el siglo XIV hasta nuestros días.
El romancero viejo:
Está formado por todos los romances anónimos compuestos desde el siglo XIV al siglo XVI.El romancero nuevo:
Está formado por todos los romances nuevos o artísticos escritos por autores cultos y conocidos a partir de la segunda mitad del siglo XVI.
Origen de los romances:
Los primeros romances tiene su origen en el cantar de gesta. Cada uno de sus versos estaba dividido en dos partes o hemistiquios por una pausa o cesura con una sola rima asonante. El pueblo al aprenderlos utilizó la forma más fácil y breve; de forma que el segundo hemistiquio del cantar de gesta pasó a ser el segundo verso del romance, el segundo hemistiquio del segundo verso, pasó a ser el cuarto verso del romance y así sucesivamente. Como la fórmula del romance gustaba mucho al público, los juglares empezaron a componer otros en los que daban noticias, recogían leyendas populares, etc. Los romances tiene un lenguaje sencillo y sugerente. En muchas ocasiones, los juglares dejaban la acción interrumpida para dar mayor misterio a sus narraciones. Hasta el siglo XVI no se comenzaron a escribir los romances. A causa de la transmisión oral de los romances a través de los siglos; es posible encontrar varias versiones del mismo poema.
Clases de romances:
- HistóricosTratan temas relacionados con la historia.
- FronterizosNarran lo que pasaba en las fronteras o en las batallas fronterizas contra los moros.
- LegendariosEstán basados en leyendas populares.
- CarolingiosNarran hazañas de héroes de la épica francesa.
- NovelescosSe basan en temas inventados.
- LíricosExpresan sentimientos del autor.
UN ROMANCE ANTIGUO:
Rey don Sancho, rey don Sancho,
no digas que no te aviso;
que del cerco de Zamora
un alevoso ha salido;
Bellido Dolfos se llama,
hijo de Dolfos Bellido;
si gran traidor es el padre,
mayor traidor es el hijo.
no digas que no te aviso;
que del cerco de Zamora
un alevoso ha salido;
Bellido Dolfos se llama,
hijo de Dolfos Bellido;
si gran traidor es el padre,
mayor traidor es el hijo.
PEDRO DE URSUA:
En 1545, fue nombrado Teniente de Gobernación del Nuevo Reino por su tío, el juez de residencia Miguel Díez de Armendáriz. Su primer acto de gobierno fue la destitución de Montalvo de Lugo, gobernador encargado en Santa Fe.
Ursúa se destacó en la pacificación de los panches al suroccidente de Santa Fe. Fue enviado en comisión por Armendaáiz a reconocer el norte del Nuevo Reino, fundó la villa de Pamplona, el 1 de noviembre de 1549. A su regreso a Santa Fe, la recién fundada Real Audiencia lo encarga de pacificar el país de los muzos. Derrotados los muzos, Ursúa funda la ciudad de Tudela, la cual fue destruida por los indios derrotados poco tiempo después.
Ante las acusaciones contra su tío, Ursúa acepta el cargo de Justicia Mayor en Santa Marta, con el objetivo de pacificar a los tayronas. A su regreso no solo Armendáriz es detenido tras su juicio de residencia, sino que pesan acusaciones sobre el propio Ursúa.
En Nombre de Dios es nuevamente nombrado Justicia Mayor al servicio de Andrés Hurtado de Mendoza, Primer Marqués de Cañete, quien ha sido nombrado nuevo Virrey del Perú con el fin de reprimir una rebelión de cimarrones. Tras una agotadora campaña que llevaron a una negociación final entre los cimarrones y los españoles, apresan al líder cimarrón Bayano para ser juzgado en España.
Tras el éxito de la expedición, Ursúa acompañó a Hurtado de Mendoza a Lima. Allí organiza una nueva expedición para encontrar El Dorado por el río Marañón, descubierto años antes por Francisco de Orellana. Partió acompañado por su amante doña Inés de Atienza. Pero fue asesinado junto con su amante por varios expedicionarios, dirigidos por Lope de Aguirre, el 1 de enero de 1561.
Aguirre continuó como jefe de la expedición, proclamándose en rebeldía contra la corona Española.
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